«Ayer me reincorporé al trabajo después de las vacaciones: dormí fatal. Toda la noche dando vueltas pensando en lo que me esperaba, y para cuando quise coger el sueño ya tenía que levantarme»
La frase no es mía pero podría serlo.
Vamos, creo que podría ser de cualquiera ¿no?
No hace falta que tengas un trabajo estresante o que te resulte odioso para que te pase esto.
Lo de dormir mal las últimas noches de vacaciones, e incluso la primera semana después de volver al trabajo, forma parte del conocido: «Síndrome posvacacional» o, como yo lo llamo síndrome de
«si no hubiera un pan por ganar me iba a dar a mi por madrugar»
Por si fuera poco, este síndrome se puede completar con: desmotivación, falta de energía, tristeza…
Un planazo en toda regla.
¿Por qué será que la vuelta al trabajo nos quita el sueño?
A veces es porque lo que nos espera a la vuelta no es muy apetecible.
A veces es que las vacaciones han sido tan buenas que querríamos quedarnos un ratito más en la playa, con la familia o, simplemente, descansando…
Y otras es que pensar en cambiar los hábitos de las vacaciones por las rutinas del trabajo nos da una pereza mayúscula.
A todo nos acabamos adaptando, sí. Pero, llámame loca, yo me adapto mejor a la buena vida 😉
¿Y qué puedes hacer para recuperar el sueño y dormir mejor después de las vacaciones?
He oído recomendaciones de lo más variopintas, la más chocante para mi es la de
«regresar poco a poco a la rutina antes de que se acaben las vacaciones»
con su consejo estrella:
«adelantar la hora de acostarse y la de levantarse progresivamente durante la última semana de vacaciones».
Me parece una recomendación muy sensata… ¡e impracticable para mí!
No sé por qué, pero no me veo acortando una velada de vacaciones para ir acostumbrando al cuerpo a dormirse a las 11, o levantándome a las 6, si no hay una amenaza seria de que me voy a perder algo irrepetible (tipo ver una ballena jorobada dando a luz o a Hugh Jackman encerándome el parquet).

Así que he desarrollado mis propias tácticas para luchar contra el estrés posvacacional y recuperar mi sueño echando mano de mis amigas las plantas.
Ayudas super efectivas para dormir a pierna suelta
Crear un ambiente relajante
Si cuando quieres romanticismo pones musiquita sugerente, luz tenue con velitas y aroma a canela, cuando quieres dormir también debes crear un ambiente propicio.
Hay algunas plantas cuyo olor te hará «tener más sueño que una cesta de gaticos«: el azahar, la lavanda, la mejorana, la mandarina…
Puedes usar sus aceites esenciales en un difusor de aromas para convertir tu dormitorio en un spa.
Si no sabes cuales escoger te recomiendo la sinergia Bebes Dulces Sueños de Oshadhi una mezcla de aceites esenciales relajantes, ideal para que tus párpados se vuelvan más pesados que mi cuñado contándome su mili 😉
Entrenar a tu cerebro en el maravilloso mundo de la calma a través del olfato
El mundo de los aromas es inmenso. Todo, absolutamente todo, tiene un olor característico y el sistema límbico de tu cerebro conecta estos aromas con tus emociones.
Como ves es cuestión de entrenamiento: si practicas meditación difundiendo un aceite esencial relajante, como la lavanda por ejemplo, y lo haces de forma habitual, cuando estés en un lugar donde huela a lavanda tu cerebro asociará el olor con la relajación.
Si no eres de hacer meditación prueba con un masaje o baño anti estrés con esta efectiva receta de aromaterapia que compartimos hace un tiempo
Decirle a tu cuerpo que es hora de dormir
¿Ein? Sí, sí, tienes que aprender a decirle a tu cuerpo que es hora de irse a la cama.
¿Y eso cómo se hace?
Como con los niños y las rutinas del sueño. Por ejemplo: en mi casa usábamos «baño-masaje-canción-cuna», y cuando se hicieron un poco más mayores «dientes, pijama, cuento y a la cama»
Para los adultos las rutinas del sueño comienzan con cenar pronto, desconectar de los aparatos electrónicos y rebajar las revoluciones mentales, antes de meterte a la cama.
Para esto último yo recomiendo meditar 10 minutos y tomar una infusión relajante.
¿Cual es el problema cuando se acaban las vacaciones?
Pues que a tu cuerpo le cuesta entender que las 23:00, en lugar de ser la hora de la caña o el helado en el chiringuito, es la hora de dormir.
Es el momento de hacer un poquito de trampa y «engañar» al cuerpo con una sustancia natural que le da a nuestro cerebro la información de que toca descansar: la Melatonina.
La Melatonina es conocida como la hormona del sueño, porque la variación diaria de su biosíntesis y liberación controla el ciclo del sueño, de manera que su producción máxima se produce en mitad de la noche.
Funciona tan bien que se ha convertido en la mejor amiga de las personas que trabajan a turnos, que gracias a ella consiguen conciliar el sueño a pesar del descontrol horario.
Si quieres caer en los brazos de Morfeo, tras una placentera y persuasiva seducción de 30 minutitos, una combinación de melatonina y plantas relajantes, como la amapola, la pasiflora, el espino blanco o la tila, es tu opción más segura.
A mi me gusta especialmente en su versión en gotas, como la de Melatonin Pura de Esi, porque se absorbe más rápido, se puede dosificar a placer (si te funciona con 5 gotas para qué vas a tomar 20) y la puedo añadir a mi infusión de la noche para potenciar su efecto.
Por supuesto, no te deja grogui, ni con esa sensación de que no te conectan las neuronas que describen los que toman algunos somníferos.
Extra: Una ayuda para volver con alegría al trabajo
Si además de descansado quieres volver con alegría al trabajo (pero no acaba de salirte) tengo una última ayudita que recomendarte: Animplus de Dietéticos Intersa, con plantas adaptógenas (azafrán, ashawandha), relajantes (magnolia), antidepresivas (hipérico) y vitaminas del grupo B, que ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga y a que no vayas arrastrado por el mundo.