¿Buscas un protector solar perfecto y no te acaba de convencer ninguna de las opciones que hay en el mercado?
¡Te entiendo! Y más después de la investigación sobre el tema que tuve que hacer hace poco para una amiga.
Todo empezó con esta «inocente» pregunta:
«¿Puedes recomendarme un protector solar perfecto para mi?»
Tiene miga la cuestión.
Anda que ha dicho un protector solar natural, o uno bueno, o que me hidrate bien y no lleve filtros químicos…
¡No! Ha dicho perfecto…
Así que me vi en la necesidad de recabar más información sobre lo que quería decir mi amiga y contraataqué con:
«¿Qué condiciones tiene que cumplir un protector solar perfecto según tú?»
Y me dijo, literalmente, esto:
- Quiero que proteja lo más posible mi piel, así que supongo que debe ser del 50.
- Quiero que no tenga filtros químicos, porque he leído que hay algunos que son disruptores endocrinos y pueden acabar volviendo loco a mi sistema hormonal.
- Si no lleva filtro químico supongo que deberá llevar filtro físico… pero no tengo claro cual. He oído que el dióxido de titanio y el óxido de zinc son seguros si no van en nanopartículas, pero el otro día buscando en Internet me enteré de que aún se están haciendo estudios y hay dudas sobre su completa seguridad. Así que no sé… Dime tú…
- No quiero lleven sustancias químicas de las que se liberan cuando te metes en el mar y dañan a los corales o a los peces, como la oxibenzona y el octinoxato.
- Me gustaría que sólo llevara ingredientes naturales, como aceites o mantecas vegetales.
- Que no esté testado en animales.
- ¡Ah! y fácil de aplicar.
¡Olé!
Me encantó su definición de protector solar perfecto.
¡Yo también lo quiero! Y seguro que no somos las únicas 😉
Pero, después de revisar muchísimas marcas y composiciones, me di cuenta de que encontrarlo era tan difícil como parecía: no existe ningún protector solar que pueda cumplir todas estas condiciones juntas (SPF50, sin filtro físico, ni químico y solo con ingredientes naturales).
Conclusión: Si tu definición de protector solar perfecto coincide con la de mi amiga, puede que lo que buscas aún no exista
¿Por qué?
Pues, principalmente, porque el SPF 50, tal y como está definido, no se puede lograr solo con filtros vegetales.
Sí podemos conseguir un producto:
- natural
- fácil de untar
- no testado en animales
- sin filtro químico ni físico
- que no desprenda tóxicos al medio ambiente y
- que cuide tu piel, protegiéndola parcialmente del sol.
Pero no será SPF 50.
De todas formas, vamos a analizar lo que significa un Factor de Protección Solar (SPF) 50:
Que un protector solar tenga un SPF 50 implica que multiplica por 50 la cantidad de exposición solar que puede soportar tu piel sin enrojecer.
Como ya expliqué en otro artículo sobre quemaduras solares, el enrojecimiento es una señal que tiene la piel para avisarte de que ha llegado la hora de ponerte a la sombra y así evitar quemarte.
Alguna gente piensa que si, normalmente, puede estar 10 minutos al sol sin protección y no enrojece, con un SPF del 50 podría estar 500 minutos al sol, tan panchamente.
¡500 minutazos! ¡Más de 8 horas! ¿Te imaginas?
Ten cuidado porque que esto ¡no es así!
El SPF no está relacionado directamente con el tiempo de exposición solar sino con la cantidad de exposición, y la cantidad de exposición solar que recibes depende de la estación del año, de la hora del día, de la localización geográfica en la que te encuentres…
Por ejemplo, hoy a las 12 de la mañana no vas a recibir la misma cantidad de radiación si estás en España que si estás en Australia. Y, cómo ya habrás experimentado, no es lo mismo ponerse al sol de cualquier playa española a las 10 de la mañana que a las 2 de la tarde…
Una vez aclarado esto, también hay que valorar otros factores que influyen en la eficacia del protector solar: tu fototipo, la cantidad que te aplicas, el tiempo que el protector permanece en sobre tu cuerpo…
Porque las pruebas para determinar el SPF se hacen en un laboratorio (sin arena, sin agua, sin sudor…), con una «burrada» de crema (unos 0,2 mililitros por centímetro cuadrado de piel) y a través de una medición media, entre diferentes personas con diferentes tonalidades de piel.
Esto implica que si eres de piel blanquita estarás por debajo de esa media y con el SPF 50 aguantarás menos tiempo que una persona morena.
¿Y todo esto que te he contado a qué viene?
Básicamente te quería decir que el SPF 50 tampoco es la panacea y que, al final, lo que hay que hacer es lo que siempre se dice:
Hay que usar la cabeza y tomar el sol con precaución.
- Antes de que empiece el verano prepara tu piel aumentando la ingesta de alimentos ricos en betacaroteno (pimientos, zanahorias, brócoli, espinacas…), también puedes tomarlo en cápsulas. Un meta análisis realizado en 2008 concluyó que el betacaroteno y otros antioxidantes, tomados de forma oral, protegen de las quemaduras solares, pero es necesario tomarlo durante un tiempo antes de la exposición al sol (1).
- Tómate el verano con calma y empieza con tiempos de exposición cortos, para dar tiempo a que tu piel se adapte al sol.
- Calcula cuanto tiempo puedes exponerte al sol en función de tu fototipo y ¡no te pases!
- Evita las horas centrales del día ¡siempre!
- Busca la sombra allá donde vayas (sombrillas, árboles, edificios… lo que sea), aquí el cuerpo te lo pide ¡escúchale!. Eso solo te quita la radiación directa y no la reflejada, pero es una parte muy importante que te evitas.
- Usa gorros, camisetas y demás prendas para proteger tu piel.
- Cuando te expongas al sol aplícate un protector solar, con filtros físicos o con filtros vegetales, escoge el mejor o fabrícatelo tu mism@, sabiendo que es una parte más del cuidado frente a los rayos UVA / UVB pero que protegerte implica tomar más precauciones que ponerte una crema.
- Sal de casa con el protector solar puesto, renuévalo frecuentemente y cada vez que te mojes.