Todos hemos pasado por rachas en que tenemos la sensación de ser un saco de boxeo, nos llueven los problemas, uno sobre otro, como golpes conectados.
Cada uno los recibe como puede, pero si has peleado alguna vez sabes que aguantar es solo una opción a corto plazo. En algún momento oirás una campana, te irás al rincón, recuperarás fuerzas y volverás a la batalla con una estrategia mejor… o aceptarás la derrota y buscarás un nuevo combate en el que superarte.
Hace años Javier Echaleku se arruinó emprendiendo, pero como buen boxeador que era aprendió la lección, se levantó y buscó un hueco para devolverle el golpe a la vida.
Y ahí le pillamos en esta entrevista: recuperado y disfrutando del ring que se ha montado. En este nuevo cuadrilatero caben un montón de proyectos (personales y laborales), entre ellos una vuelta al deporte que alimenta su mentalidad empresarial: el boxeo.
En la conversación surgen vocablos como «fintar», «moverse con la guardia» o «bloqueo de rodillas» y poco a poco voy descubriendo un deporte, el del boxeo, al que siempre había observado con reservas. De hecho, la primera pregunta que me viene a la cabeza es qué motiva a un niño para aficionarse a un deporte tan duro.
No sé cómo lo hace pero cuando acaba de contármelo me dan ganas de pedirle que me entrene, no por pelear (créeme que no), sino por experimentar, como él, esa sensación de ligereza que debe proporcionar el liberarse de las tensiones de una forma tan física. Al final me lo pienso un poco más y me quedo con el canto, no acabo de verme en shorts y guantes, por más que me ilusione…
Aquí te dejo un extracto de nuestra conversación para que conozcas un poco más a Javier Echaleku:
Cecilia: ¿De dónde te viene la afición por el boxeo?
Javier: De mi abuelo. Me aficioné compartiendo con él veladas de boxeo cuando las daban por televisión: campeonatos mundiales, noches de boxeo…
Además yo era un crio un poco trasto, delgadito y con gafas. Recibía bastante, de modo que no quedó otra que aprender a defenderme. De los 14 a los 18 años estuve en un internado donde compartía afición con un compañero, me compré unos guantes de boxeo en el PRYCA y nos íbamos a un descampado a darnos galletas en plan «Club de la lucha». Varios chicos se unieron a esta fiesta y organizábamos peleas sin tener ni idea del tema. Un día, por casualidad, descubrí un gimnasio en Alicante donde entrenaban boxeadores, yo no pensaba que eso existiera, me apunté y comencé a entrenar.
Estuve muchos años entrenando y boxeando compitiendo.
Lo dejé en 1997, tuve un parón bastante grande. Un día me di cuenta de que llevaba meses sin ir al gimnasio. Resulta que vas espaciando el entrenamiento y sin darte cuenta, dejas de hacerlo.
En estos años sin boxeo he practicado otros deportes o actividades físicas para mantenerme en forma, y porque me gusta: Skate, Running, pesas en el gimnasio… yo que sé, ¡de todo!, pero ya nada a nivel de competición ni con mucha disciplina. De vez en cuando te da el punto y haces algo.
¿Qué motivó tu vuelta al ring con un reto tan potente?
A partir del 2013, en una crisis personal importante, con mucho estrés en el trabajo y desorden en mi vida tomé la decisión de retomar el boxeo.
Para mí ha sido un reto personal muy importante en todos los sentidos.
Por un lado ya no tenía 17 años, tenía 40, y además quería competir. La federación no deja competir después de los 41 años, de modo que disponía de once meses para lograr la forma física necesaria para la competición y que surgiera también la posibilidad de hacerlo.
Me puse manos a la obra con una preparación física muy bestia, con un entrenador personal y cuidando la dieta. Tenía que bajar de peso (estaba en 75 kg más o menos) y mi cuerpo había cambiado: había puesto un poco de barrigueta y perdido masa muscular, en fin, no estaba para competir.
Comencé con dos entrenamientos diarios, mañana y noche, además del trabajo.
Eso me ayudó a remontar en lo profesional y en lo personal: Gané confianza en mí mismo; vi que era capaz de recuperar el estado físico de cuando tenía menos edad, y que emocionalmente, ese esfuerzo me proporcionaba mucho afán de superación, de modo que a mi alrededor todo mejoró: mi estado anímico, mi situación personal y también la profesional.
Conseguí realizar mi combate y alguno más, aunque a los 41 años tuve que dejar la competición por las normas de la federación. Ahora sigo como preparador. Tengo un proyecto personal donde entreno a personas como yo: directivos, ejecutivos, comerciantes, comerciales…
¿Qué tipo de problemas o lesiones pueden darse boxeando?
De mi práctica deportiva anterior arrastro una serie de lesiones que han mejorado muchísimo al retomar los entrenamientos y mi puesta a punto. Soy consciente de que para aprender a boxear hay que cuidar mucho la forma física, de modo que antes de animarte a entrenar, hay que estar dispuesto a correr, hacer musculación, pesas o TRX para fortalecer el cuerpo y aguantar bien las sesiones de entrenamiento.
Para mí es un problema el importantísimo desgaste físico que supone mi actividad.
Por mi estilo de vida no me alimento bien, aunque lo intento. Me resulta difícil tener en la despensa todo lo que necesito y hay ocasiones en las que por falta de tiempo o mala previsión se me estropea algún alimento. Los únicos suplementos que tomo son proteinas, hidratos de carbono y algún preparado multivitamínico.
Cuando entreno, yo mismo o a mis alumnos, lo hago con cabeza. Soy consciente de que no me puedo jugar una rotura de ligamentos, o cualquier cosa, por hacer el burro. Casi todas las lesiones que tengo han sido por estar mal asesorado, y yo intento que eso no les suceda a mis alumnos.
Quiero seguir disfrutando del boxeo mucho tiempo.
Para mí es pura adrenalina.
Hablando con Javier de su afición y de su ritmo de vida me cuenta que una de sus principales dificultades es mantener una alimentación adecuada para su actividad, así que, pensando en él y tantas otras personas que tienen el mismo problema, se me ocurrió recomendarle un desayuno potente para que empiece el día con fuerza: la crema de cereales. Una de las cosas buenas que tiene esta receta es que puedes prepararla una noche y desayunar 4 días, así no te roba mucho tiempo. Además cada mañana puedes añadirle diferentes frutos secos o especias para darle variedad y no cansarte de desayunar siempre lo mismo. Lo mejor es que es un desayuno muy completo y que la energía que te proporciona se libera lentamente, con lo que el bajón de media mañana no te afectará tanto.
Como lo de tener la nevera bien repleta de productos frescos a veces se le hace muy difícil, y suele intentar compensarlo con multivitamínicos, le propongo ir un paso más allá y tomar Source of Life de Natures Plus, que tiene una composición a base de vitaminas, minerales y extractos de plantas interesantísima para cualquier persona, pero sobre todo, para los que llevamos una vida un poco desordenada en cuestiones «alimenticias». Además sólo se hace una toma diaria, lo que resulta muy práctico para los que suelen pasarse el día fuera de casa, porque lo de estar acordándose de tomar pastillas a medio día es una complicación innecesaria…
El tema de las lesiones también preocupa bastante a Javier, en su historial tiene unas cuantas y le gustaría evitar acumular nuevas, su cuerpo ya no se recupera como antes y necesita estar bien para llevar a cabo todos sus proyectos, así que ahora quiere cuidarse más. En este sentido mi recomendación es un preparado de colágeno muy especial: Oseogen de Drasanvi que le ayudará a estar mejor y a recuperarse antes de un entrenamiento intenso, este suplemento aporta materiales le que ayudarán a reconstruir y mantener bien sus estructuras (cartílagos, huesos, músculos…).
Una de las cosas que más curiosidad me provocaba el boxeo desde mi punto de vista profesional era el tema de la recuperación de las contusiones, así que aproveché para preguntar a Javier sobre cómo suelen tratarlas: «crioterapia», es su respuesta, «hielo de toda la vida vamos…» Pues sí, el hielo es la opción más utilizada, porque hace que los vasos sanguíneos se contraigan reduciendo el flujo de sangre e insensibiliza un poco. Pero hay unas cuantas plantas que podrían ayudar a calmar la zona y a evitar la hinchazón mejor que el hielo… como no me imagino a un boxeador llevando a todas partes cataplasmas para ponerse en los golpes, le ofrezco una alternativa muy fácil de transportar y muy cómoda de aplicar para que se la eche a la mochila: un roll- on con árnica y harpagofito que se pone directamente sobre el golpe para disminuir la inflamación y el dolor.
Otra cosa muy curiosa de la que me entero en esta conversación atañe a los problemas que les ocasionan a los boxeadores los protectores de los dientes, ya que debido a los roces o a los golpes les salen llagas en la mucosa bucal. «¿Y para esto no conoces ninguna cosilla?» me pregunta.
«Si te haces una herida puedes mejorar su cicatrización y evitar que se infecte, convirtiéndose en una llaga que te moleste durante días, enjuagándote la boca con extracto de semilla de pomelo.
Además es muy importante que cuides la higiene de tu protector dental para que no se convierta en un foco de infección. Para higienizar el protector bucal puedes usar el mismo extracto que para los enjuages, te recomiendo Nanobiotic: echas 15 gotas en un vaso agua y te enjuagas con un chupito, en el resto echas el protector bucal (después de lavarlo con la pasta de dientes como haces normalmente) y lo dejas mientras te das la ducha. Después lo secas y a su funda hasta el próximo entrenamiento»
Me ha encantado charlar con Javier Echaleku sobre él y su deporte favorito, creo que he aprendido muchísimo y espero que Javier ponga en práctica mis recomendaciones pronto 😉
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